LA FUENTE DEL RISCO: JOYA ARQUITECTÓNICA DEL SIGLO XVIII EN EL CORAZÓN DE SAN ÁNGEL EN CIUDAD DE MÉXICO

La Fuente del Risco es un monumento histórico que data del siglo XVIII. No se tiene la certeza si la obra fue realizada por el arquitecto mayor de la Ciudad de México, Lorenzo Rodríguez, quién en 1771 realizó varias encomiendas en el sector de San Ángel…

 

Por MALINCHE 

CIUDAD DE MÉXICO, 12 de Diciembre — 2019.-  En el corazón de San Ángel —uno de los barrios más pintorescos de Ciudad de México—, frente al Parque San Jacinto se encuentra la Casa del Risco, también conocida como “Centro Cultural Isidro Fabela”.

Se trata de una estructura colonial que fue designada como museo en 1963, tras la donación de Isidro Fabela y su esposa, Josefina Eisenmann. 

La Fuente del Risco es un monumento histórico que data del siglo XVIII. No se tiene la certeza si la obra fue realizada por el arquitecto mayor de la Ciudad de México, Lorenzo Rodríguez, quién en 1771 realizó varias encomiendas en el sector de San Ángel.

La fuente se diseñó en forma de retablo barroco; está ornamentada con “riscos” de pedacería de porcelana china, además de trozos de espejos, conchas de nácar y de talavera poblana, cuya composición da origen al “estilo del risco”. 

TESTIMONIO ÚNICO 

La Fuente del Risco, único testimonio en su tipo ultrabarroco, enriquece su composición con platos, platones, tacitas, tibores de porcelana china y japonesa; azulejos y piezas de talavera poblana, cuarzos y jadeítas; elementos acuáticos, como conchas de madreperla, una sirena de piedra tocando un violín y tritones o sirénidos como surtidores, estos dos últimos tallados en piedra de recinto. 

Isidro Fabela adquirío la casona en 1933 y la restauró minuciosamente, e integró a la Virgen del Rocío así como a un platillo conmemorativo de la ciudad de Puebla.

En 1963 entregó al pueblo de México su casa convertida en Museo, con su colección de arte, archivo histórico, biblioteca, hemeroteca y fonoteca.

La monumental Fuente del Risco es uno de los atractivos principales para los turistas y visitantes del bello y típico barrio de San Ángel, tal vez el sector más fotografiado de la ciudad, escenario perfecto para selfies y fotografías de la cotidiana afluencia de visitantes, particularmente entre martes y domingo, días en que permanece abierto al público de 10:00 a 17:00 hrs y cuya entrada es liberada. 

DESCUBRIENDO SUS BELLEZAS 

Esta maravillosa obra de arte se encuentra en el patio central de la casa. Actualmente no funciona como fuente, pero los admiradores de esta joya arquitectónica pueden observar cada detalle que la conforma y seguir descubriendo y deleitándose con su belleza.

En temporadas como Semana Santa, en abril, así como para el Día de Muertos, en noviembre; y durante la temporada navideña, se colocan ornamentos a su alrededor que resaltan su belleza, sobre todo cuando es iluminada para beneplácito del visitante. 

Los detalles que la conforman son muchos y muy atractivos e interesantes; en el centro, la corona, una escultura de Sansón abriendo las fauces del León de Nemea, escultura poblana de talavera del siglo XVII. A los pies de Sansón hay una escultura china en forma de búho.

Platos de talavera poblana del siglo XVII, platos y porcelana china de la Dinastía Ming, platos de porcelana “Imari japonés”, del siglo XVIII; en el centro y debajo de una concha abierta: la Virgen del Rocío de talavera poblana del siglo XX.

En el centro y debajo de la Virgen del Rocío, un platón conmemorativo del cuarto centenario de la Fundación de la ciudad de Puebla, siglo XX, talavera poblana, edición limitada.

Abajo, en el nicho principal ornamentado con el estilo del risco, hay en el fondo un plato de la Dinastía Ming. Tacitas de té de porcelana china, colocadas una sobre otra, forman columnas que enmarcan los nichos. 

Mascarones de argamasa utilizados como surtidores, representan a los tritones o sirénidos.

Una sirena de piedra de recinto que toca el violín custodia el agua del brocal, símbolo del canto y la danza.

Perros o “dominicane”, esculturas en piedra de recinto, símbolo de la fidelidad de la orden de Los Dominicos.

Espejos azogados que dan brillo y luminosidad, del siglo XXVIII. Azulejos de talavera poblana “abo polícromo”; conchas madreperla de Filipinas y Tahití, dan brillo y luminosidad al risco.

Estas joyas están esperando la visita de los amantes del arte y la belleza creada con la imaginación y riscos o trozos de piezas que quizás para algunos son apenas un desperdicio sin uso posible.

Sólo hay que preparar el espíritu y la cámara fotográfica para recorrer y disfrutar del barrio de San Ángel en la próxima visita a Ciudad de México, para contemplar, captar muchas imágenes y “sentir” en la piel la luminosidad y energía que emite la Fuente del Risco. ¡Sin duda, una visita imperdible!